martes, 9 de julio de 2013

En busca del fuego primigenio

Enrique Pla y Deniel, en el centro


Para un humilde blog de censura, el período de la Guerra Civil  es una fase de la historia que no deja de aportar cuestiones aunque intento evitarlas por ser un paisaje muy manido, muy sobado.
        
          Encuentras un mundo inacabable de odios. En este caso, el rencor venía en tarro pequeño, el Ilmo. Enrique Pla y Deniel, pero que representaba a un perfume grande como era la Iglesia Católica Apostólica y Romana. El que sería más tarde máximo representante de la Iglesia en España ya avisaba, en 1938, sobre lo que los españoles con alguna pretensión intelectual se iba a encontrar:

Había también que arrojar a “los falsos ídolos intelectuales”, expurgar las bibliotecas, añadía Enrique Pla y Deniel, obispo de Salamanca, en su carta pastoral de mayo de 1938, “sobre todo las populares y escolares y pedagógicas, en las cuales tanta mercancía averiada y venenosa se había introducido en los últimos años”.

 Marino Ayerra

Y ¿Qué más significaría el triunfo de Franco? En el mismo libro podemos leer la idea que tenía el ex-sacerdote Marino Ayerra (profundemente en desacuerdo con lo que se avecinaba):


¡Atrás, pues, otra vez! 

¡A los tiempos heroicos de la España imperial y católica!

¡A los títulos nobiliarios, a los privilegios a las prebendas!

¡A la unidad de la fe, a la Inquisición, a la previa censura!

¡A la separación en clases, a la opulencia en los unos y la miseria en los otros!

¡A la tranquilidad en el orden, a obedecer y a callar!



Añadamos:
¡Sursum Corda!
¡A la hachas de sílex y a la búsqueda del fuego!


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