miércoles, 15 de julio de 2015

La situación


Mi desgracia viene de mi mala educación; nunca se deber perdonar ninguna falta a los hijos, antes al contrario, es muy útil castigarlos para corregirlos, evitando de ese modo que lleguen a verse en la situación en que me encuentro.


Joaquín San Jaime, 18 años, horas antes de ser ejecutado a garrote en Cox a finales del siglo XIX.

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