Desaprendiendo historia

El cine nos enseña verdades y mentiras. ¿No es eso divertido? En ocasiones, incluso nos aventura el futuro.

Es determinante que  las personas sepan interpretar una película histórica y tengan cierta base para criticarla, desde el punto de vista artístico pero también, en el caso que nos ocupa, desde  el punto de vista histórico.

¿Qué mejor manera que aprender y reflexionar sobre la historia que viendo una imagen en movimiento? 

Además, si incluso la Catedral de Washington quiso decorarse con el más malo cinematográfico de todos los tiempos, ¿quiénes somos nosotros para frenar esa influencia cinéfila que impregna nuestras vidas?